Título original: The Chase
Año: 1966
Duración: 135 min.
País: Estados Unidos
Director: Arthur Penn
Guión: Lillian Hellman (Novela: Horton Foote)
Música: John Barry
Fotografía: Robert Surtees
Reparto: Marlon Brando, Robert Redford, Angie Dickinson, Jane Fonda, Miriam Hopkins, E.G. Marshall, Robert Duvall, James Fox, Martha Hyer, Janice Rule, Richard Bradford, Jocelyn Brando, Katherine Walsh, Diana Hyland, Henry Hull, Clifton James
Productora: Columbia Pictures.
Productor: Sam Spiegel
Productor: Sam Spiegel
Género: Drama | Drama sureño
Sinopsis: Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento.
Reseña
Retrato de la mezquindad humana, de la decadencia moral de una pequeña población, que se mantiene incólume hasta el día de hoy, casi cincuenta años después de su rodaje, porque lo que cuenta es universal, susceptible de extrapolación a cualquier otro lugar y, lo que es más importante si cabe, a cualquier otro tiempo, teniendo en cuenta apenas unas mínimas variables.
Cuando se estrenó, en el año 1966, estaba llegando a su fin el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, y en ella hay muestras acertadamente mesuradas de la gran descriminación que sufrían las personas negras, sólo hace falta algo tan simple como un paseo inocente para verse abordado por tres hombres dispuestos a golpear, o disparar si hace falta, a una persona por el color de su piel. Es una gran secuencia no por sí sola sino por su concatenación con otras dos anteriores, que no hacen más que mostrar que lo que consideran divertido, a pesar de ser reprobable, en un hombre blanco, lo consideran repulsivo en un hombre negro, y por si fuera poco todo lo anterior, queda claro que el hombre negro ni siquiera tiene las mismas ideas retorcidas que ellos ni el mismo comportamiento indecente, por lo que resulta un recurso de narración magnífico para apuntalar una de los ángulos del tema: el racismo.
La repetición constante de una misma situación con diferentes lugares y personas teniendo sólo como denominador común al Sheriff Calder, deja claro ya desde el principio otro punto importante de la historia: el Sheriff está solo contra todo un pueblo. No confían en él, pero quizás ése sea el menor de los motivos y el más pequeño de sus problemas, lo que precipita su caída entre sus conciudadanos son los celos y la envidia, no confían en él porque sospechan que trabaja por y para los intereses de Val Rogers, el hombre con más influencia del pueblo entero, sin embargo, todos ellos están al acecho, ávidos por tener la más mínima oportunidad de agradar al cacique para así poder gozar de su beneplácito. Lo trágico del asunto en el caso de Calder es que ni siquiera a aquellos a los que intenta ayudar creen en su buena fe y en su honradez.
Uno de los personajes más importantes en esta historia es Briggs, que es el paradigma del chismorreo, no sólo es que sus comentarios, así como los de su esposa, sean en muchas ocasiones malintencionados e hirientes, sino que es él quien con sus incesantes murmuraciones precipita los acontecimientos que más tarde tendrán infaustas consecuencias. Hay un par de planos espléndidos de él, muy reveladores, uno de ellos el siguiente...
... mezclado entre la multitud, medio escondido, apareciendo poco a poco, desenfocado. Puede parecer un ciudadano más, uno cualquiera, pero no lo es, aunque él directamente no haga nada es uno de los grandes responsables de todo lo que sucede.
El final no podía ser otro que el que es porque hubiera sido engañoso de ser de otro modo, pero eso no importa demasiado porque está ya todo contado cuando se llega a él, las últimas escenas son únicamente las lógicas y nefastas consecuencias de todo lo sucedido anteriormente.
Reseña
Retrato de la mezquindad humana, de la decadencia moral de una pequeña población, que se mantiene incólume hasta el día de hoy, casi cincuenta años después de su rodaje, porque lo que cuenta es universal, susceptible de extrapolación a cualquier otro lugar y, lo que es más importante si cabe, a cualquier otro tiempo, teniendo en cuenta apenas unas mínimas variables.
Cuando se estrenó, en el año 1966, estaba llegando a su fin el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, y en ella hay muestras acertadamente mesuradas de la gran descriminación que sufrían las personas negras, sólo hace falta algo tan simple como un paseo inocente para verse abordado por tres hombres dispuestos a golpear, o disparar si hace falta, a una persona por el color de su piel. Es una gran secuencia no por sí sola sino por su concatenación con otras dos anteriores, que no hacen más que mostrar que lo que consideran divertido, a pesar de ser reprobable, en un hombre blanco, lo consideran repulsivo en un hombre negro, y por si fuera poco todo lo anterior, queda claro que el hombre negro ni siquiera tiene las mismas ideas retorcidas que ellos ni el mismo comportamiento indecente, por lo que resulta un recurso de narración magnífico para apuntalar una de los ángulos del tema: el racismo.
La repetición constante de una misma situación con diferentes lugares y personas teniendo sólo como denominador común al Sheriff Calder, deja claro ya desde el principio otro punto importante de la historia: el Sheriff está solo contra todo un pueblo. No confían en él, pero quizás ése sea el menor de los motivos y el más pequeño de sus problemas, lo que precipita su caída entre sus conciudadanos son los celos y la envidia, no confían en él porque sospechan que trabaja por y para los intereses de Val Rogers, el hombre con más influencia del pueblo entero, sin embargo, todos ellos están al acecho, ávidos por tener la más mínima oportunidad de agradar al cacique para así poder gozar de su beneplácito. Lo trágico del asunto en el caso de Calder es que ni siquiera a aquellos a los que intenta ayudar creen en su buena fe y en su honradez.
Uno de los personajes más importantes en esta historia es Briggs, que es el paradigma del chismorreo, no sólo es que sus comentarios, así como los de su esposa, sean en muchas ocasiones malintencionados e hirientes, sino que es él quien con sus incesantes murmuraciones precipita los acontecimientos que más tarde tendrán infaustas consecuencias. Hay un par de planos espléndidos de él, muy reveladores, uno de ellos el siguiente...
... mezclado entre la multitud, medio escondido, apareciendo poco a poco, desenfocado. Puede parecer un ciudadano más, uno cualquiera, pero no lo es, aunque él directamente no haga nada es uno de los grandes responsables de todo lo que sucede.
Bubber, que es el centro de esta historia al fin y al cabo, es un perdedor, un tipo con buen corazón al que todo le sale mal haga lo que haga y sin importar que sea lo correcto. Él es el personaje a través del cual se expone de forma patente que el odio y la violencia pueden ir dirigidos hacia cualquiera, que sólo hacen falta unos cuantos individuos aburridos de sus vidas, sin capacidad para pensar por sí mismos y debido a ello arrastrados por la turba, para que decidan como si fuera un juego terminar con la vida de una persona. Y algunos de esos individuos ni siquiera actúan movidos por el odio sino por el miedo, y otros, aunque parezca increíble, tan sólo por simple diversión.
El final no podía ser otro que el que es porque hubiera sido engañoso de ser de otro modo, pero eso no importa demasiado porque está ya todo contado cuando se llega a él, las últimas escenas son únicamente las lógicas y nefastas consecuencias de todo lo sucedido anteriormente.